I've Got You Under My Skin
No podía borrar la sonrisa de su rostro, ni el brillo de sus ojos...
Y claro! porque no podía evitar recordar los momentos de pasión vividos hacía apenas unas horas.
Mordió su labio inferior y sintió nuevamente el sabor del ser amado.Inspiró profundamente... sólo para volver a sentir su olor. Y otra vez sonrió.
En esos recuerdos se refugiaba cada vez que una sombra oscurecía sus pensamientos. Pero ahora no tenía que hacer ningún esfuerzo para recordar. Los pensamientos afloraban espontáneamente haciéndola volver a sentir... y su cuerpo temblaba sin control haciendo evidente su nerviosismo. ¡y esa exitante sensación que la recorría entera, que alzaba cada uno de sus vellos, que aceleraba los latidos de su corazón parecía no querer abandonarla!
Pensó en su corazón: Tic Tac... bom-bom...bum-bum. Sentía el bombeo en cada parte de su cuerpo. Para reduir tanto alboroto pensó en su corazón metafóricamente...¿cuántas veces había sentido eso mismo antes? ¿y cuántas veces le habían devuelto el corazón hecho trizas? imaginó un corazón reparado, pegoteados los mil pedazos, reconstruyéndolo casi amorfamente. Antes pensó que ya no volvería a latir y ahora... bom-bom, bom-bom ¿valdrá la pena tanto riesgo?
La miró y en su mirada reconoció el deseo, un poco de ternura y mucho amor. Pero era el deseo lo que ocupaba el centro de esa mirada. La vió inclinar un poco la cabeza y entornar los ojos (como para concentrar tanto frenesí) y comenzar a desnudarse.
En realidad estaba ya a medio vestir cuando llegó. No pudiendo contenerse la besó. con un beso cálido, tierno, mientras su mano comenzaba a recorrer su pecho blanco, inmaculado... y sintiendo la suavidad característica de su piel, acarició delicadamente, sin urgencia, buscando su debilidad, queriendo hacerla temblar, queriendo escuchar los murmullos, los suspiros, los quejidos que habrían de venir.

Al beso siguió el degustar de su cuello, su hombro... y paseó su lengua por aquellos lugares disfrutando cada milímetro de piel, de sabor, de olor.
La mano había llegado ya a aquel botoncillo erecto que sobresalía de sus pechos y acarició, apretó, pellizcó, mientras el brazo contrario atrajo hacia sí el cuerpo con firmeza desde la cintura...
Y comenzó el ritual de amar... la
Y de sentirse amada.
Y se dió cuenta que era esclava.
Y que ya no podría arrancarla de debajo de su piel.
1 Lárgalo de una:
fi fa fo fu:
coqueta(o)
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